El ejercicio de una buena odontología es mucho más difícil de lo que suponen muchas personas. Eso lo hemos de tener siempre muy presente los profesionales y hemos de explicárselo bien a los pacientes, porque es verdaderamente imprescindible su comprensión y su colaboración.
Es fundamental que se sienta siempre cómodo, comprendido, valorado, apreciado y bien atendido.
La obtención de buenos resultados con los tratamientos dentales requiere:
- Conocimientos avanzados por parte del profesional.
- Permanente formación continuada de postgrado de todo el equipo.
- Alta habilidad manual.
- Experiencia e ilusión profesionales.
- Libertad absoluta para aconsejar y llevar a buen término el mejor tratamiento posible en cada situación. (Y por lo tanto, ninguna dependencia con intermediarios, pólizas dentales, etc.)
- Disponer del tiempo necesario para cada procedimiento terapéutico.
- Elegir, disponer y conocer perfectamente el funcionamiento de los mejores materiales, la más moderna aparatología y las más eficaces instalaciones.
- Formar y contar con un equipo titulado de auxiliares, higienistas, técnicos de laboratorio, protésicos, y colaboradores verdaderamente comprometidos con un proyecto de auténtica calidad en el tratamiento odontológico.
- Vocación de auto exigencia por parte de todo el personal.
- Conseguir transmitir una información completa al paciente. La compenetración dentista-paciente es fundamental. Paciente y profesional deben conocerse y confiar mutuamente. El paciente debe sentirse tranquilo, seguro y a gusto con el dentista que le trata.
